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Álvaro de Bazán y Guzmán (Granada, España; 12 de diciembre de 1526 – Lisboa, Portugal; 9 de febrero de 1588), I marqués de Santa Cruz, grande de España, II señor de las villas del Viso y Valdepeñas, comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana en la Orden de Santiago; miembro del Consejo de su Majestad Felipe II, capitán general del Mar Océano y de la gente de guerra del Reino de Portugal, fue un militar y almirante español del siglo XVI célebre por el uso de galeones de guerra, por utilizar por primera vez infantería de marina para realizar operaciones anfibias y por no haber sido derrotado nunca.
El escudo familiar es un tablero de ajedrez, según un dicho popular, por hallarse jugando a este juego antes de la batalla, aunque lo más lógico sea que proceda del valle navarro de Baztán. En el de los marqueses de Santa Cruz se han añadido las ocho cruces de San Andrés que rodean al tablero de ajedrez.
En 1570 todo parecía confluir para que se produjera un choque entre las potencias cristianas y el Imperio otomano.
Por un lado, el poder del sultán turco era cada vez mayor en el norte de África, lo que representaba una amenaza para el Imperio español, por cuanto hacía posible un desembarco otomano en la península ibérica en ayuda de los moriscos hispanos.
Por otra parte, la invasión de Chipre por las tropas de Selim II llevó a Venecia a decantarse por la acción.
El 25 de mayo de 1571 se firmaron en Roma las capitulaciones de la Santa Liga que unió al Imperio español, el Papado, la Serenísima República de Venecia, el Gran Ducado de Toscana, la República de Génova y el Ducado de Saboya. La Santa Liga tenía como fin la destrucción de las fuerzas de los turcos, que eran declarados enemigos comunes y quedaban dentro del ámbito de la acción Túnez, Argel y Trípoli.
Se nombraron tres comandantes. Por el Papado Marco Antonio Colonna, por Venecia a Sebastián Veniero y por el Imperio español a don Juan de Austria, quien ostentó el mando militar supremo de la Santa Liga.
La flota reunida por la Santa Liga estaba compuesta por doscientas siete galeras, seis galeazas y setenta y seis buques ligeros.
Álvaro de Bazán y Guzmán se unió con las treinta galeras de la Escuadra de Nápoles el 5 de septiembre de 1571.
Desde el principio dio muestras de prudencia en sus consejos y se convirtió en uno de los más eficaces colaboradores de Don Juan de Austria a quien que buscase sin demora un enfrentamiento contra el enemigo porque comenzaban a surgir roces entre los aliados.
En el orden de combate Don Juan de Austria le dio a Álvaro de Bazán la misión de hacerse cargo de la retaguardia para socorrer aquellas zonas donde existiese más peligro para la armada cristiana. Para esta tarea se le asignaron treinta galeras, más una agrupación de embarcaciones menores.
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto. Su escuadra quedó a media milla, por la popa, de la línea de frente.
Álvaro de Bazán fue responsable de que la flota cristiana partiese muy de mañana y formara quince millas afuera del golfo de Patras. Al comenzar el combate, Agostino Barbarigo, quien se encontraba al mando del ala izquierda cristiana, se separó de la formación, dejando un canal libre por el que la flota otomana podía amenazar la formación cristiana por el flanco.
El ala otomana mandada por Mohamed Sirocco intentó envolver a Barbarigo, pero Álvaro de Bazán envió a diez galeras, bajo el mando de Martín de Padilla que decidió la situación en el flanco izquierdo, ya que los barcos otomanos quedan encerrados en una pinza y empujados contra la costa.
En el centro de la batalla, la galera La Real, nave capitana de Don Juan de Austria, se abalanzó contra la nave capitana turca de Alí Bajá, La Sultana y ambas naves se enzarzaron en un combate cerrado. Marco Antonio Colonna apoyó a la nave de Don Juan de Austria, situándose a la retaguardia de La Sultana y aislándola de socorro y refuerzo
Álvaro de Bazán envió a diez galeras y un grupo de fragatas y bergantines para apoyar el éxito que puede suponer la captura de la nave capitana otomana. Como resultado de este refuerzo, el centro otomano quedó totalmente deshecho.
En el flanco derecho cristiano las cosas siguieron un rumbo distinto. Juan Andrea Doria quedó retrasado con respecto al resto de la formación cristiana y Uluj Alí sobrepasó la retaguardia del genovés y se dirigió al centro del combate. Doria fue tras él intentando darle alcance pero no puede detener su avance. Uluj Alí atacó a varias galeras de la Orden de Malta pero Álvaro de Bazán en persona, con las diez galeras que quedaban en retaguardia, pudo salvar la situación y obligar a Uluj Alí a emprender la retirada.
Álvaro de Bazán fue el hombre clave en la victoria de Lepanto, sus órdenes salvaron la situación de la flota cristiana en tres momentos críticos y actuó en cada momento de la forma correcta maximizando los pocos recursos que tenía.
Tras la Batalla de Lepanto, Álvaro de Bazán participó en la ofensiva que Don Juan de Austria dirigió con éxito sobre Túnez.
En diciembre de 1576 fue nombrado Capitán General de las Galeras de España.
Al morir Sebastián I de Portugal en 1578 sin descendencia, heredó el trono el cardenal Enrique I de Portugal, único hijo vivo de Manuel I de Portugal. En 1580 don Enrique I de Portugal falleció sin descendencia quedando vacante el trono de Portugal.
Es entonces cuando Felipe II de España vio llegado el momento de completar la unidad de los países ibéricos, ya se creyó que le apoyaba el derecho por herencia de su madre Isabel de Portugal y por tanto nieto de Manuel I de Portugal.
A este objetivo se oponían Antonio, prior de Crato, quien creía ser el heredero, y las reinas Catalina de Médicis, regente de Enrique III de Francia e Isabel I de Inglaterra.
La candidatura de Felipe II al trono portugués recibió el apoyo de la burguesía comerciante y financiera y la nobleza portuguesa, así como del alto clero, pero el pueblo llano y el bajo clero tienen unos sentimientos claramente anticastellanos.
Mal armada y peor instruida, la hueste seguidora del pretendiente portugués no supuso ningún obstáculo para los tercios españoles de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba de Tormes que marcharon por tierra sobre Lisboa, y para la armada de Álvaro de Bazán, que penetró en el estuario del río Tajo neutralizando a la fuerza naval adepta al prior de Crato.
Felipe II entró triunfante en Lisboa y fue proclamado rey de Portugal en las Cortes de Tomar en 1581.
Don Antonio tuvo que escapar al norte y sin apoyo huyó a Inglaterra y después a Francia.
Todos los territorios portugueses acataron el nombramiento de Felipe como rey de Portugal menos una estratégica isla en el archipiélago de las islas Azores, la isla Terceira. La isla tenía un gran valor estratégico porque podía convertirse en un nido de piratas y porque por el régimen de vientos en el Atlántico hacía que todos los buques españoles que realizaban la “Carrera de las Indias” y los buques portugueses que regresaban de las Indias Orientales tuvieran que pasar por las islas Azores.
Francia e Inglaterra enviaron sumas de dinero, tropas y navíos para apoyar la causa de Don Antonio, pero oficialmente no actuaban por cuenta de sus países, sino por cuenta propia, para no empeorar sus relaciones con España. Felipe II intentó convencer al gobernador de la isla Terceira de que aceptase su soberanía pero este se negó debido, entre otros motivos, a la llegada a ella de una pequeña escuadra francesa con quinientos hombres de armas y cartas acreditadas por el pretendiente prometiendo la ayuda de una poderosa escuadra y tropas al mando del condotiero Felipe Strozzi.
Felipe II envió a Pedro Valdés con cuatro naos grandes para proteger la flota de las Indias pero, por su cuenta y sin tener órdenes para ello, intentó tomar la isla Terceira y fue derrotado en la batalla de Salga (1581).
Additional information
Peso | N/D |
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Talla | M, L, XL, XXL |
Color | Blanco, Gris, Azul, Negro |
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